Estábamos celebrando una interesante campaña electoral, habían vuelto los debates, cara a cara, entre los dos principales aspirantes a la presidencia del Gobierno, la gente andaba revuelta, ilusionada, expectante ante la pequeña diferencia que otorgaban las encuestas...
Mis alumnos me preguntaban acerca de mi intención de voto, bromeaban y hacían apuestas sobre el mismo. Todo iba sobre ruedas.
Así era. Y apareció ETA, esa banda de desquiciados, para ensañarse con Isaías Carrasco, un honrado trabajador y exconcejal del PSOE en la anterior legislatura municipal de Mondragón. Vaya desde aquí mi solidaridad para esa familia rota y mi repulsa hacia todo acto que conlleve una mínima parte de violencia.
Mucho dolor lleva dándonos esta banda de asesinos, mucho dolor sin sentido. Como anunciaba el propio presidente del País Vasco: ETA ha perdido el norte...
Como profesionales de la educación debemos reiterar nuestra convicción en la lucha democrática y en el estado de derecho para derrotar a este tipo de personas y sus formas de actuación.
Como profesionales de la educación estamos obligados a sembrar en nuestro alumnado la idea de la participación democrática y la supremacía de la palabra y la razón para argumentar nuestros razonamientos.
Para apoyar nuestras exposiciones podremos utilizar el magnífico resumen publicado por el periódico EL PAÍS.
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