Pide, además, pasar de "la libertad al máximo" a una mayor autoridad de los docentes
AGENCIAS / ELPAIS.com - Madrid - 25/06/2007
El Defensor del Pueblo, Enrique Múgica, ha explicado hoy que el primer paso para acabar con la violencia en la escuela es fomentar el respeto en las aulas, para lo cual propone eliminar el tuteo entre alumnos y profesores.
El Defensor del Pueblo, Enrique Múgica, ha explicado hoy que el primer paso para acabar con la violencia en la escuela es fomentar el respeto en las aulas, para lo cual propone eliminar el tuteo entre alumnos y profesores.
Para Múgica, que participaba en el curso de verano de la Universidad Complutense de Madrid en San Lorenzo del Escorial titulado A propósito de la violencia en la escuela, utilizar "usted" no significa una "ruptura o diferencia" en la relación profesor-alumno, sino un "respeto mutuo".
Ha defendido, asimismo, la figura del profesor como "elemento fundamental que merece respeto y apoyo", para lo que ha pedido a la sociedad confianza en la labor pedagógica que realizan los docentes así como dejar a un lado el concepto de "libertad al máximo" del alumnado y regresar a "una coexistencia de libertad con la autoridad de los maestros".
Múgica ha recordado que cuando él era pequeño y el profesor le decía que iba a enviar a su madre una nota por lo mal que se había portado se "echaba a temblar". Sin embargo, hoy en día "van los padres a quejarse ante un profesor de lo mal que trata a sus hijos", por lo que ha abogado por una mayor complicidad entre los padres y los docentes.
Nuevas formas de maltrato escolar
Las nuevas tecnologías han dado lugar a una nueva forma de violencia en la escuela, el cyberbulling, anglicismo que alude a las grabaciones de agresiones que luego se suben a la red.
Múgica ha señalado en los últimos siete años la violencia escolar ha disminuido de forma "relativa", sobre todo en los casos de maltrato verbal entre iguales, por exclusión social y de maltrato físico directo. Sin embargo, resaltó que esta violencia existe y que la institución que dirige sólo recibió 50 quejas relativas a violencia escolar entre el año 2000 y el 2007, una muestra de que la voz de los partícipes de la comunidad educativa "en raras ocasiones" les llega y de que estos conflictos de convivencia permanecen ocultos.
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