EL PAÍS / AGENCIAS - Madrid - 25/06/2007
Es el rayo que no cesa. El vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y cardenal arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares, no desaprovecha una homilía dominical -ni ninguna aparición pública entre semana- para volver sobre el tema que en este momento parece obsesionar a la cúpula de la curia española: la asignatura de la Educación para la Ciudadanía. Ayer dijo que a los obispos les gustaría dar otra visión de este tema, "pero las cosas son así".
Y las cosas son, a juicio de los obispos españoles, de la siguiente manera, según citó ayer en su homilía en la catedral de Toledo: "Corremos el riesgo de que en las circunstancias actuales y ante tales constataciones y la magnitud de los hechos, cunda entre nosotros la desesperanza". Los hechos son que los estudiantes de Secundaria de siete comunidades empezarán a cursar esta asignatura el curso que viene, y en ella aprenderán valores cívicos propios de una sociedad democrática. Entre ellos no se cuenta descalificar a la religión católica, ni a ninguna de las demás que practiquen los distintos colectivos de creyentes que respeten en el país la convivencia democrática, como han reiterado tanto representantes educativos del Gobierno como expertos en asignaturas de Ciudadanía, que se imparten al menos en 15 países europeos.
Pero Cañizares insistió, y recordó cómo en la instrucción pastoral de la CEE se advierte de la pretensión de "construir artificialmente una sociedad sin referencias religiosas, exclusivamente terrenas, sin culto a Dios ni aspiración ninguna a la vida eterna", proyecto para el que "se despliegan muy poderosos medios y se usan grandes recursos e instrumentos".
De esa forma, según el cardenal se van "educando las conciencias de los ciudadanos en esa mentalidad envolvente, generadora de relativismo moral y de un laicismo radical, que se pretende como la única compatible y válida para una ciudadanía adulta, libre, y democrática", como sugiere, en opinión de la jerarquía católica, el programa de Educación para la Ciudadanía.
Formación moral
Los obispos mantienen que esta asignatura es una forma por la cual el Estado puede intervenir en la formación moral de los ciudadanos rechazando las opciones religiosas. Y lo dice Cañizares de la siguiente manera: cabe "el riesgo de una inaceptable intromisión del Estado en la educación moral de los alumnos, cuya responsabilidad primera corresponde a la familia".
Y remata: "La Iglesia no puede poner, no pone, nunca su esperanza ni en encontrar su apoyo en ninguna institución temporal, en ningún poder o éxito de aquí". La recepción del 0,7% del IRPF para la financiación de la iglesia católica y los esfuerzos del Ministerio de Educación y Ciencia para ir quitando hierro en la asignatura a temas como el matrimonio homosexual o la mera alusión a la homosexualidad debe de ser que no son apoyos del poder temporal.
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