He encontrado esta situación para la reflexión en la prensa de hoy y me he sentido reflejado en su forma de actuación, sólo que yo la realizo mientras me entretengo en el aseo diario o en otras rutinas cotidianas.
Creo que somos muchos de nosotros los que, de una forma u otra, dedicamos bastantes esfuerzos y pensamientos a este tema; los resultados, sin embargo, se empecinan en demostrar lo contrario.
Ana María Gallardo Beltrán
EL PAÍS - Huelva - 11/11/2007
Planchar es una actividad intelectual poco reconocida socialmente. Planchar debería estar recomendado por todas las autoridades, y de forma muy especial por las autoridades educativas. Plancho, y pienso. Planchar favorece el autoconocimiento, la reflexión sobre la actualidad, la toma de decisiones para las que la prisa diaria nos resta concentración... Pienso y sigo planchando.
EL PAÍS - Huelva - 11/11/2007
Planchar es una actividad intelectual poco reconocida socialmente. Planchar debería estar recomendado por todas las autoridades, y de forma muy especial por las autoridades educativas. Plancho, y pienso. Planchar favorece el autoconocimiento, la reflexión sobre la actualidad, la toma de decisiones para las que la prisa diaria nos resta concentración... Pienso y sigo planchando.
Plancho y pienso en los datos que una mañana silenciosa de domingo he releído por tercera vez desde que aparecieron en su diario el viernes anterior: el 43% de los escolares de Secundaria repite curso; en mi comunidad, el 48,5%, y no precisamente por la bonanza económica, como dice el reportaje que ocurre en Baleares.
Plancho... y pienso en si yo fuese arquitecto y se me viniesen abajo la mitad de los edificios que proyecto; o en si fuese peluquera y a mi clientela no se le mantuviera el peinado ni el día que acude a la peluquería; o en si trabajara como médica, y no solucionara los problemas más elementales de mis pacientes... Plancho y sigo pensando, y la carga de la culpa amenaza con convertir en una urgencia médica la contractura muscular que me acompaña desde que empezó el curso (no piensen mal, no estoy de baja...).
Pienso, luego plancho, en los 131 alumnos y alumnas de Secundaria a los que intento enseñar algo: les aseguro que me esfuerzo. Pienso en los ¡32! que tengo en un grupo de 2º, en el que además algunos son de Integración; en que cambio de aula, de grupo, de edades y de materia cada 55 minutos, y en lo que me encuentro a veces, cuando me he desplazado para ello desde la otra punta del centro... Pienso en que, salvo excepciones, conozco sus nombres, sus caras, su nivel académico, su caligrafía, su ortografía, su sintaxis...
Pienso en que muchas veces al trimestre les devuelvo, porque los leo, trabajos con sus pertinentes correcciones y recomendaciones (y en este punto hago el cálculo aproximado, multiplicando por 131). Aún no he dejado de planchar, así que pienso en las tardes, y en los fines de semana, y en los días de vacaciones que dedico a procurar hacer todo lo que se supone que me lleva a hacer medianamente bien mi trabajo. Pienso en tantos compañeros y compañeras que trabajan como yo, más que yo... y que seguramente también estarán pensando en estos datos. Seguro que desean, como yo, que se nos estudie con la misma intensidad con que lo ha hecho el informe PISA a nuestro alumnado, porque los que todavía no estamos enfermos nos vamos a poner, y entonces sí que los porcentajes no tendrán remedio.
Estoy terminando de planchar y pienso que será conveniente que los próximos resultados del Informe PISA me pillen planchando.
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